Fischl |
En realidad, ninguna de las artes -la poesía, la música, la pintura, la escultura, el baile, el toreo- pertenecen al tiempo ni al... espacio, mientras que nosotros sí; de ahí su dificultad extrema, ya que tanto creadores como gustadores tendremos que llevarlas a cabo y gustarlas en una especie de terreno de nadie, desértico, de una soledad radical, aunque no dramática, sino rica y vívida. Escribir poesía o música, pintar, modelar, bailar, torear, e incluso todo ello hacerlo magistralmente, no es que sea fácil, claro, pero la verdadera y más seria, más profunda dificultad es muy otra: es poder, llegar a poder, desde aquí, entrar en relación, en comunicación, con lo de allí, con aquellos enigmáticos manantiales. |
Ramón Gaya, Pintor
Barceló |
La tauromaquia es la conjunción de toda plástica (el color, la luz, la forma, la composición, el sentido) y ello le valdría con suficiencia para delatar su carácter artístico. Mas en un ruedo, esa hermosa y áspera representación de la vida y la muerte, asisten a su vez elementos que lo subliman más allá de ser la simple brega de un hombre contra una bestia (música, patetismo, trama). Pareciera muy elemental y aliviado el intentar signar la tauromaquia como Arte por estas cosas solo, pero su imponencia es tanta que no basta con ver o sentir u oír para entender a los Toros en toda su magnitud.
Indistintamente hay, entre taurinos y antitaurinos, algún lado equivocado, aunque nunca se termine de entender cómo es que Picasso o Dalí o Manet pueden estar equivocados en materia de Arte.
Ramos |
La Tauromaquia no niega su carácter cruento y brutal, pues la Lidia de un Toro por un Hombre es precisamente una Tragedia; de la misma manera que no se protesta contra Sófocles al haber sometido al pobre Edipo a su destino, no se entiende nuevamente como la oposición fundamentalista hacia la lidia lo hace contra el torero que despena a un Toro en medio de un ritual respetuoso, conteniente de los más refinados y complicados protocolos de belleza y honor. Lo cruento, la "crueldad" que puedan alegar contra la Lidia, no excluye que sea un Arte, pues dentro de la construcción de obras artísticas no se precisa la no presencia de la sangre o el sufrimiento de los agentes, siendo que las reglas de cómo hacer Arte están en constante cambio, sin nada fijo que no sea la presencia de esa Eternidad a la cual nos lleva una Lidia buena o un cuadro de Tiziano.
La Tauromaquia, esa escultura viva, esa música callada, esa tragedia última, es la representación más fiel y directa de la vida y la muerte; negarla con pudibunda es negar la realidad misma, pues no hay nada dentro de la Lidia que no esté dentro del mundo. Suprimir las Corridas sería así el esfuerzo estúpido de vaciar el mar con un balde, pues la Tauromaquia es lo que la vida y la muerte tienen de constante y trágico en la existencia, esa lucha constante de las fuerzas para sobrevivirse, lo vulnerable de los cuerpos, la belleza de la muerte digna, la carga emocional que conlleva la lucha entre dos vidas y dos muertes, la extensa suerte que somete al Toro y al Torero, pues en la Tauromaquia no hay nada escrito, ni dicho, ni pintado, ni nunca, como Arte, terminará de pintarse a sí misma.
Ramos |
Enhorabuena, interesantísimo artículo como te comkenté en mi blog el libtro del arte!
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