sábado, 12 de febrero de 2011

LOS DECÁLOGOS ANTITAURINOS


LOS DECÁLOGOS ANTITAURINOS
La primera impresión que ha de tener cualquiera que tenga acceso a este documento, angular y fulminante según la persona que me lo facilitó, es que los antitaurinos, para pretender la ultima verdad sobre el arte y la cultura, tienen en su tan organizada lucha contra la fiesta un sistema riguroso, impenetrable, cierto en toda latitud. No es cierto. Y no es que se sospeche de un “DECÁLOGO Antitaurino” que conste de 6 puntos tan sólo (el último con 3 apéndices que invariablemente reiteran la pobreza ya dicha), ni tampoco que su estilo torpe y hasta inocente acuse detrás de él a un grupo de personas que no tiene en claro ni lo que piensan de sí mismas, mucho menos que el discurso que se pregona repita en tres oportunidades la misma cosa como si en cada punto se versara sobre un tema diferente, es quizá que los “antis” son el más triste  y mentiroso tigre de papel de todos los tiempos. La antitauromaquia que se manifiesta de manera violenta frente a las plazas donde asisten cada año SESENTA MILLONES de espectadores en todos los países del toro es una minoría insuflada cuando no alevosa, que conjuga en su seno a diversos sectores independientes atravesados por una hipocresía crónica frente a la sociedad. En su mayoría son jóvenes, universitarios primerizos o adolescentes en busca de identidad, vociferando cuantas cosas absurdas se les ocurra. Hay que parar aquí para signar una cosa: el mayor reparo contra la fiesta de los toros es la supuesta crueldad contra el animal. Así, tenemos que un antitaurino que se revele contra la violencia en los ruedos, que se revele contra el subsidio de los aficionados a una supuesta tortura, a su vez sí subsidia la violencia y el  maltrato y la desaparición de especies, poniendo de raso todo aprovechamiento de las cosas por el hombre. Un antitaurino será invariablemente carnívoro o herbívoro: descaradamente hipócrita en el primer caso, inocente, incauto y solapado en el segundo. Un antitaurino carnívoro, mientras se rasga las vestiduras por 8 heridas en un toro de lidia que combate durante 10 minutos en un ruedo luego de cuatro años de vida palaciega, subsidia con su dieta la aberración de la ganadería intensiva, que hacina, droga, maltrata y mal mata a un animal reducido en toda su naturaleza durante un año (el toro de lidia, desde el nacimiento hasta su deceso, vive en su naturaleza) en un tránsito desgraciado sobre el planeta, todo para tener el trozo de carne que consumirá el antitaurino, cansado como viene, de gritar, berrear, fracasar frente a los cosos. Toda persona sensata que ha comparado, presencialmente desde luego, la muerte de una res en un matadero y la muerte de un toro en una plaza durante la lidia, sabe que la última es la muerte más digna e indolora a la cual se puede y debe someter al animal. Carne torturada, dicen, carne digna realmente, pues es poco risible cuando no estúpida la idea de que se tortura a un toro durante la lidia, en donde, salvo la estocada que termina con su vida y no puede así constituir una tortura, las heridas a las cuales se somete no representan un caudal importante de dolor y aminoramiento de sus facultades, como está científicamente demostrado por El profesor Juan Carlos Illera, director del Departamento de Fisiología de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid (que también estén contra la ciencia, naturalmente); protestar aún cuando se come el cadáver de un animal cuya tragedia no es sólo su muerte, como en el caso del toro, sino toda su existencia, desde su nacimiento y separación de la paridora, pasando por el hacinamiento significado en una reducción dramática del espacio vital del animal, continuando con el intensivo cebo hormonal que desarrolla reses con cuerpo de 5 años en mente de 1, hasta la muerte angustiosa en un matadero en donde se las mata en frio, protestar así contra una fiesta tan culta como los toros  es síntoma de la más alta y aberrante hipocresía. En todo caso, esta clase de anti constituye la gran mayoría de quienes protestan cada tarde frente a las plazas. Muchísimos menos, fanáticos de sus ideas, extraviados, agobiados por un sentimiento de impotencia frente al sufrimiento animal (que es el mismo sufrimiento unánime de todo cuanto existe) son los antis herbívoros que manejan sumas de dinero considerables, mueven su discurso torcido por todo espacio, sufren la muerte del toro pero no la de millones de insectos que mueren con los insecticidas aplicados a cultivos de donde viene su dieta verde. Criminalizar la dieta de un ser viviente, como también sus prácticas culturales y artísticas, pareciera fácil para ellos. Los herbívoros también se desgarran las vestiduras ante el sufrimiento del toro y de cualquier animal, especialmente de aquellos que inspiren más ternura, aunque las dietas vegetarianas acabaran con los bosques de bambú en China y ello acarreara la no animalista consecuencia de poner a los osos panda en vía de extinción; de la misma manera que las ganaderías intensivas aceleran la desaparición de los bosques, la sustitución de estos últimos para ser reemplazados por zonas cultivables constituye la primera causa de desforestación en los países orientales con tradición animalista proteccionista, y no, como pensaran y mal informaran muchos, la tala industrial. Así como un carnívoro tiene en ciernes contra su conciencia tanta res muerta, el herbívoro tiene en ciernes contra su conciencia millones de seres vivientes aplastados para poder sostener su extravagancia. Tumbar un árbol es más criminal que tumbar un toro: el toro cae sólo, el árbol con un sinnúmero de especies que dependen y habitan en él.
En cualquier caso, visto de raso con toda practica moral de cualquier hombre frente a su entorno, no se termina de entender jamás con qué autoridad moral los antis arremeten contra la fiesta, sino es con un nivel de descaro e hipocresía, sino es con un gravísimo problema de personalidad, siempre común en la adolescencia a la que por desgracia muchos  no renuncian jamás; atacar la fiesta es la manera más sencilla y baja con la cual la conciencia de los antis queda acallada, aunque, según ellos, el enfermo mental es aquel que disfruta con el maltrato de un ser viviente; radical y pura diferencia, entre disfrutar el supuesto maltrato y vivir de él, como lo hacen; es muy difícil intentar imaginar a Picasso, a García Lorca, a Hernández, a Hemingway o a Borges o a Quevedo como seres últimos y sádicos, enfermos y psicópatas, grandes amantes, eso sí, de La Fiesta de los Toros; en su lugar, no es difícil imaginar que los últimos y sádicos y enfermos y psicópatas sean personajes como Adolf Hitler (asesino de 6 millones de Judíos inermes, quien, para gloria de los animalistas y antitaurinos, fuera el primero en dictar una ley de protección animal en un estado, amante de los perros y vegetariano) o a Heinrich Himmler (jefe de las S.S, organización Nazi responsable de genocidio Judío, la segregación racial etc, quien para gloria de los Antitaurinos, en La confirmación de alternativa del 'Sócrates de San Bernardo', en la Plaza de Las Ventas de Madrid, repudiara la lidia de un toro hasta el punto de vomitar en la misma plaza, en presencia de todos) o a Javier Zubizarreta Lejardi ( detenido por terrorismo, perteneciente al grupo terrorista ETA, responsable de asesinar españoles con prácticas inhumanas, como las bombas, los secuestros, la tortura, quien, para gloria de los antitaurinos, participara en los comicios del parlamento autonómico vasco en el 2005 por, adivinen…PACMA…..Partido Antitaurino contral el maltrato animal) 
Con todo, y ante el “Decálogo” que reinventaran con 6 puntos en lugar de diez, hay que entender al antitaurino como un ser contradictorio y triste:
(Luego de cada punto, en cursiva, mis consideraciones sobre el mismo)



DECALOGO ANTITAURINO

DECLARAMOS:
1)   Nos oponemos al maltrato de cualquier ser sensible, y especialmente al maltrato institucionalizado en espectáculos públicos, por considerarlo degradante para cualquier persona, así como una de las más perversas manifestaciones del ser humano (considerando igualmente partícipes al que actúa y al que mira). Constituye además un hecho de simple y llana tortura. Consiguientemente, nos oponemos a las corridas de toros y a todas las derivaciones y subderivaciones de éstas (encierros, novilladas, etc.)

·         Obviando por indulgencia los galicados y la tan consabida falta de cohesión en esta clase de textos ha de anotarse que ponen de manifiesto el rechazo al maltrato no, como se piense, en misericordia a la victima, sino sorprendentemente porque “ degrada a la persona”; es inevitable anotar una oposición donde se antepone (contradictio in adjecto) en este caso, la condición humana, según ellos degradada, por encima invariablemente del ser sensible que defienden; dónde queda, pues, la diferencia entre el degrado humano y el sufrimiento animal, cuando anteponen el primero? Dónde queda su moral cuando, más que el taurino, ponen por encima del toro la condición humana? Pecando por palabra, ponen en relieve que la igualdad de derechos entre humanos y animales es una fábula. “Consiguientemente”  no deben ser abolida la Tauromaquia por el maltrato al animal sino por sus consecuencias en la condición humana, según ellos, quienes creen que las corridas afectan a tal condición de una manera más aguda que el ataque a una cultura, a un arte, más que los millones de seres humanos que mueren en estos momentos de hambre en África y para quienes los antis no tienen ni una sola palabra; más degrada a una persona tener la estúpida concepción de que el problema existencial de los toros de lidia sea la muerte de estos en un ruedo (que corresponde fielmente a su naturaleza de animal para el combate) y no, como realmente lo es, SU VIDA, sus condiciones sanitarias y alimenticias, su espacio vital en las dehesas, su hato de vacas y novillos; un animal, cuyo lugar en la naturaleza es la lucha, no se aleja de su condición al entrar en un ruedo, ni mucho menos, viviendo como rey en el sistema ecológico más digno y cuidado de todos: su dehesa.
(….los toros degradaron el arte de Picasso? La poesía de Lorca, Alberti, Hernández, Diego, la narrativa de Hemingway, Montherland o Cau?(lo anterior  se resalta al ser igualmente criminalizados por los antitaurinos,” al que actua y al que mira” (sic))
2) Consideramos indigno e inadecuado que los/as partidarios/as de las corridas de toros las denominen "fiesta nacional", por cuanto constituye un serio insulto a nuestro país y a las personas que lo componen. Identificar España con las corridas de toros nos avergüenza y queremos romper con dicha identificación, la cual, por otra parte, daña y ridiculiza nuestra imagen en el exterior.
La fiesta nacional es la denominación con la cual los antis pretenden apoyarse, no de manera honesta, en una argumentación historicista que ligue la Tauromaquia con el Franquismo; curioso, cuando el momento de mayor expansión de la fiesta en la península haya coincidido con la república, la generación del 27 que la cantara, la apertura socialista y particularmente el símbolo español más opuesto al nacionalismo, la España Negra y el catolicismo: García Lorca (quien dijera la frase más certera sobre la fiesta brava, amante de hueso colorado como era)
Avergonzarse de los toros siendo español es hacerlo de los estratos y las manifestaciones del Arte y La Cultura española que la han sublimado: es tener vergüenza del Quijote (donde hay escenas taurinas conmovedoras) y de Cervantes, de Picasso (quien comenzara y finalizara su Arte con escenas de lidia) y el Guernica, de García Lorca y El Romancero Gitano…quitar el toro de lo español es quitar a España de España…un malentendido solo explicable cuando se tiene el mínimo conocimiento de su propio país, de sus premios nobel, Serrat, Sabina….
3) Exigimos al Estado y a las diferentes Administraciones que acaben con el ocultismo que ha venido existiendo hasta ahora respecto a las subvenciones taurinas con el dinero de todos, y por tanto, que se hagan públicas las cifras de lo que nos gastamos los contribuyentes en sostener los espectáculos taurinos.
Y qué se dice del dinero aportado por medios aviesos desde Holanda? Entonces, la gente que no guste del Arte Formal debe exigir que se dejen de subsidiar los Toros y los museos para rubros distintos? (y No me vengan con que La Tauromaquia no es Arte…en cuestiones de Arte prefiero confiar en quienes saben más de él y tienen toda la autoridad para decir qué es y qué no es Arte: Picasso, Bacon, Goya, Dalí, Gaya, Barceló, Ducasse, Calderon Jacome, Diego Ramos , Eric Fischl, UriaMonzón, Ruiz Pipo, Luca Monzani, Vicente Arnás, Eloy Morales y José, Cocteau…se dice fácil, pero son artistas del más alto nivel y han  pintado y amado las Corridas de Toros; entre creerle a esta lista y a los antitaurinos el sensato sabrá a quien creerle…yo le creo a los primeros, al ser artistas y así saber de arte…quién tiene el atrevimiento de decir que sabe más de arte que Picasso, el más grande de todos los tiempos¡¡???)
4) Pensamos que las corridas de toros y sus derivaciones constituyen una "marcha atrás" en el camino de la evolución humana, pues representa un modelo de relación hombre/naturaleza basado en el dominio por la fuerza del primero sobre el segundo. Este modelo se contradice, por un lado, con el movimiento Ecologista, que propugna una relación armónica entre las personas y los demás seres vivos de nuestro planeta; y por otro lado, con el ideario Pacifista, que propone la No-Violencia como forma de vivir y relacionarse.
Tesis de un sector humano que sí que contradice el camino, no de la evolución, sino el de la naturaleza. La relación armónica de la naturaleza es la que versa sobre como el león  se come a la gacela para que esta a su vez no consuma todo el ecosistema y de como el buitre devora el resto de ambos para que tal ecosistema se sostenga…esa es la armonía de la naturaleza que existe porque se devora a sí misma y no porque haya no-violencia entre sus agentes, pues de haberlo colapsaría irremediablemente. Pedir la no-violencia es ponerle puertas al bosque, pues contradice la sospechosa y tierna idea de pretender un león herbívoro, un humano herbívoro, un planeta herbívoro. Las leyes naturales sólo pueden contenerse en cuanto estén a su vez contenidas en la realidad (Aristóteles) y no es el hombre aquel que cambie las leyes naturales, brutales y ásperas en las relación de las especies, para fundamentar una armonía dónde EVOLUCIÓN consiste precisamente en la prevalencia del más fuerte sobre el débil, lejos esto de una armónica paz natural. Así, ciñéndonos estrictamente a la naturaleza, nadie puede negar que la naturaleza combativa del Toro de lidia, con sus pitones de frente, sea la lucha.
 El ideario pacifista no puede ser negado más que por un Antitaurino con su campaña rabiosa, atravesada, donde zarandean a Gandhi, quien echara a los británicos sin un sólo insulto de la India, mientras a ellos las bocas se les atraganta de rencor y vulgaridad pacifista.
5) Queremos dejar claro que no nos mueve ningún sentimiento de odio ni de venganza (lo cual se contradiría con el punto anterior). Tan sólo queremos vivir en un país más libre, menos violento y más civilizado. Pedimos al Gobierno que elabore planes para dotar de rentabilidad las dehesas y demás zonas de cría del toro de lidia (por ejemplo, convirtiéndolos en Reservas Naturales, etc.), y que se compense a las personas que pudieran quedar sin empleo cuando las corridas de toros y demás derivaciones hayan desaparecido.
Gritar “asesinos” a quienes asisten a las corridas no es pacifico, llamarles sádicos, enfermos, degradados, barbaros, no es pacifista; muy otra cosa es que alguien crea que sus intenciones no estén atizadas por el rencor, el odio y la intolerancia con las cuales atacan la fiesta desde todos los flancos y valiéndose de cuanta mentira exista. Un país libre y civilizado no se compadece del totalitarismo cultural que pretenden imponer al fijar los gustos culturales de los demás a su antojo; piénsese esto con el agravante de una pérdida sorda y vergonzosa de las culturas de los pueblos generada por una globalización disimulada donde se empatan los discursos culturales anulándolos. Recuerdo que no ha mucho, en Europa, un pueblo pretendía que el resto de la humanidad consistiera en un apéndice de su cultura, su físico, sus ideales y odios, se llamaba Nacionalsocialistas y eran de Alemania.
6 ) Por último, queremos aclarar que no pedimos unas corridas de toros más "humanas", algo que es imposible por definición, sino que nuestro objetivo es la erradicación total de las corridas de toros y sus derivaciones. Para ello, y con un espíritu práctico de presentar alternativas, proponemos las siguientes medidas:
1. Dejar de presentar las corridas de toros como algo supuestamente ligado a la idiosincrasia hispana, y adoptar, desde el punto de vista estatal, una posición al menos neutral.
2. Supresión de todo tipo de subvenciones a la tauromaquia, de la forma que sean: Escuelas de Tauromaquia, plazas de toros deficitarias, ayudas a la celebración de festejos populares, retransmisiones de corridas en Televisión Española, etc, etc. Las corridas de toros deben ser financiadas únicamente por quienes las apoyan.
3. Como primer paso, terminar con las corridas de toros en aquellas Comunidades Autónomas en las que nunca ha habido tradición y sólo se mantienen por intereses económicos de unos pocos. (por ejemplo: Galicia, Asturias, Cantabria, Cataluña, Baleares, etc.). Se seguiría así el ejemplo de la Comunidad Canaria, donde ya están prohibidas.

Terminando el decálogo de 6 puntos (pues es apenas evidente que el fuerte de estas personas no es El Arte ni La Cultura, muchísimo menos el griego) con reiteración de algunas ideas flojas, imprecisas, suyas en todo caso, siguiendo con gazapos de la laya de “marcha atrás” para seguir con “corridas de toros más humanas” (como si el Arte fuese humano) prestando supuestas alternativas en donde reluce sin disimulo, pues para ello tienen poco éxito, la intención de ahogar la fiesta a ultranza, pretenden que las corridas, que generan millones de jornales de trabajo, incluso en las Comunidades Autónomas, dejen su sitio preponderante en el desarrollo artístico y cultural de todos los países del toro con la misma facilidad con la que un perro se echa, o con la que ellos gritan alguna imbecilidad, con el único e indestronable argumento de que las corridas no les parecen ni Arte ni Cultura, contradiciendo a tantos y tantos genios de todas las disciplinas y millones de personas que, a diferencia de su juicio, SÍ CONSIDERAMOS A LOS TOROS ARTE Y CULTURA!!!!!!!   

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